Ōnamuji (también conocido como Ōkuninushi) era un descendiente de Susanowo. El, junto con sus muchos hermanos, compitió por la mano de la princesa Yakami de Inaba. Mientras viajaba de Izumo a Inaba para cortejarla, los hermanos se encontraron un conejo desollado yaciendo en una playa. Al ver esto le dijeron al conejo que se bañase en la playa y se secara con el viento en una alta montaña, el conejo les creyó y sufrió en agonía. Ōnamuji, quien se reía a espaldas de sus hermanos, llegó y vio al conejo dolorido y mando al conejo a bañarse en agua fresca y cubrirse con un polvo de la flor gama (cattail). El conejo sanado, quien en realidad era una deidad, le informo a Onamuji que el seria quien desposaría a la Princesa Yakami.
Las pruebas de Ōnamuji fueron muchas y murió en dos ocasiones por sus celosos hermanos. En las dos ocasiones su madre Kusanda-hime lo salvaría. Perseguido por sus enemigos, él se aventuró al reino de Susanowo donde él se encontró con la hija del vengativo dios, Suseri-hime. Susanowo probaría a Onamuji en varias ocasiones pero al final, Susanowo aprobó al joven muchacho y predijo su victoria contra sus hermanos.
Aunque la tradición Yamato atribuye la creación de las islas japonesas a Izanagi y a Izanami, la tradición Izumo dice que Onamuji, junto con un dios enano llamado Sukunabiko, contribuirían o por lo menos acabarían la creación de las islas de Japón.
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